Llama la atención la espontaneidad con la que se lanzó públicamente, ayer a deshoras de la noche, la medida "preventiva" con respecto a la propagación de la influenza en México: no habrá clases en el D.F. y Estado de México.
A pesar de que los medios que en ese momento se encargaron de difundir el comunicado hicieron hincapié en que no era una noticia que debiera causar alarma entre los ciudadanos, el conjunto de la escena parecía indicar lo contrario, pues no es normal que se suspendan la totalidad de las actividades escolarespor motivos de mera prevención, lo cual en efecto comenzó a ocasionar preocupación al instante entre todos los televidentes.
Esta medida, según los medios de comunicación, sólo puede equipararse a la tomada en 1985 cuando el sismo causó una verdadera emergencia. Pero, si se suspenden las clases hasta en universidades ¿por qué en las oficinas gubernamentales y privadas no? Dicen que los niños y los jóvenes son los más vulnerables. Si fuera una medida "preventiva" tal vez hubiera bastado para las escuelas con especificar las mismas indicaciones que para los oficinistas: si alguien presenta síntomas que no se presente. A simple vista pareciera que, una de dos, o se está sobre estimando el problema por algún motivo -distracción de otras cosas, efecto chupacabras-, o se está errando en la forma de hacerle frente al problema y algo muy grave se está saliendo de control.
Con esto no quiero parecer indiferente o despreocupada de una epidemia de esta clase, sino recalcar que llama la atención la manera en la que se está llevando la situación por parte del Estado.
Tal vez sea paranoico pero no deja de revolotear en mi cabeza la sospechosa idea de que algo más hay detrás de esto, tal vez es otro chupacabras más, encargado del show para evitar que se voltee a ver el otro escenario (OJALÁ), o tal vez, parece que así es, de verdad es una situación delicada en extremo. Como sea, hay que estar atentos y mirando a todos lados, cuidarse y ser precavidos.
A pesar de que los medios que en ese momento se encargaron de difundir el comunicado hicieron hincapié en que no era una noticia que debiera causar alarma entre los ciudadanos, el conjunto de la escena parecía indicar lo contrario, pues no es normal que se suspendan la totalidad de las actividades escolarespor motivos de mera prevención, lo cual en efecto comenzó a ocasionar preocupación al instante entre todos los televidentes.
Esta medida, según los medios de comunicación, sólo puede equipararse a la tomada en 1985 cuando el sismo causó una verdadera emergencia. Pero, si se suspenden las clases hasta en universidades ¿por qué en las oficinas gubernamentales y privadas no? Dicen que los niños y los jóvenes son los más vulnerables. Si fuera una medida "preventiva" tal vez hubiera bastado para las escuelas con especificar las mismas indicaciones que para los oficinistas: si alguien presenta síntomas que no se presente. A simple vista pareciera que, una de dos, o se está sobre estimando el problema por algún motivo -distracción de otras cosas, efecto chupacabras-, o se está errando en la forma de hacerle frente al problema y algo muy grave se está saliendo de control.
Con esto no quiero parecer indiferente o despreocupada de una epidemia de esta clase, sino recalcar que llama la atención la manera en la que se está llevando la situación por parte del Estado.
Tal vez sea paranoico pero no deja de revolotear en mi cabeza la sospechosa idea de que algo más hay detrás de esto, tal vez es otro chupacabras más, encargado del show para evitar que se voltee a ver el otro escenario (OJALÁ), o tal vez, parece que así es, de verdad es una situación delicada en extremo. Como sea, hay que estar atentos y mirando a todos lados, cuidarse y ser precavidos.
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