lunes, 23 de diciembre de 2013

De conciencia, compromiso y acción para un mundo mejor.

La pregunta del millón desde el año escolar pasado en que ingresé al comité de sustentabilidad en el colegio donde trabajo había sido: ¿cómo hacer una escuela verde, verde en verdad, más allá de que hubiese  botes de basura para disque reciclar? Este colegio produce toneladas de basura al año, se usan aparatos eléctricos al por mayor, se utilizan kilos de papel al día y la mayoría de los estudiantes no están  interesados ni al tanto de las consecuencias que nuestro uso y consumo desmedido en el día a día puede ocasionar.  La respuesta a esta problemática comenzó a aparecer como por iluminación divina dentro de la Tri Association Conference, cuando Patrick Johnston, un profesor que enseña en Singapur (de quien ahora me declaro fan) nos movió varias fibras y nos reveló la clave para empezar un cambio real: AAA (aware, able, act).

De acuerdo a este modelo, no podemos inculcar y esperar que de la noche a la mañana estudiantes y profesores comiencen a separar la basura, a desconectar sus aparatos, a dejar de consumir, etcétera. Lo primero para llegar a un logro es crear conciencia, pero una conciencia verdadera que permita percibir la relevancia de cuidar el ambiente, no sólo por el ambiente mismo (ya saben, plantitas, arbolitos, basura, animalitos...), sino por todo lo que se relaciona con él: el ser humano, la sociedad, la economía, en suma, la sustentabilidad verdadera cuyo propósito es más profundo y global que el simple hecho de no comprometer los recursos a generaciones futuras.

La conclusión que sacamos como comité, es que este año debíamos dedicarnos exclusivamente en la primera A, en la creación de conciencia entre los estudiantes. ¿Cómo? Decidimos que haríamos una clase al mes con todos los grupos de secundaria para comenzar una sensibilización que permita después desarrollar prácticas enfocadas a una escuela verde. Estas clases están basadas en gran medida en los planes de lección que Patrick Johnston desarrolló para implementar en la escuela en que trabaja, en la cual tiene una clase entera sobre sustentabilidad.


Durante la primera lección en la que participé, no pude contener el llanto por la cantidad de reflexiones profundas que los niños de sexto (secundaria en USA, primaria en México) lanzaron al final de la actividad llamada "Squat Game". Ojalá que varios  maestros en escuelas de diferentes tipos pudieran implementarla. Es como sigue:

El profesor debe apagar las luces, quitar el aire acondicionado, si es que hay y pedir a los estudiantes absoluto silencio. Hay que procurar un ambiente lo más incómodo posible. Las instrucciones son:
1. Todos los estudiantes deben estar con los ojos cerrados, en cuclillas, posados sobre la bola de los pies.
2. Nadie puede hablar, pararse o abrir los ojos.
3. Cuando sean tocados en el hombro, tienen permiso de pararse, pero todavía con los ojos cerrados.
4. Si son tocados una segunda vez, pueden abrir los ojos y tocar a alguien más, después se quedarán parados quietos.

El profesor lee el siguiente texto (puede ser con modificaciones de acuerdo al contexto particular de la escuela en que se implemente:

"Respira profundo, trata  de poner en blanco su mente. Olvídate del examen que acabas de tener, de la tarea que tienes que entregar mañana, los capítulos que tienes que leer esta noche, los mails que tienes que responder, los videojuegos que quieres jugar más tarde...".

Olvídate por un momento de cualquier problema que hayas cargado contigo hasta el salón. Olvídate de los millones de pequeñas cosas que tienes que hacer antes de que te vayas a dormir esta noche.

Permítete relajarte. Respira profundo, si lo necesitas [el profesor espera a que respiren].

Ahora, trata de pensar en algo placentero: piensa en tu educación y la vasta cantidad de posibilidades que tienes de volverte doctor, ingeniero, abogado, trabajador social, maestro, antropólogo, economista...

¿Qué harás cuando dejes la escuela?
¿Cómo será tu vida?
¿Irás a la universidad?
¿Vivirás en una casa pequeña o grande?
¿Qué clase de auto manejarás?
¿A dónde viajarás?
¿A quién conocerás?
¿Harás mucho dinero, poco o lo necesario?
¿Dónde estarás?
¿Qué es lo que harás? 

Opciones... Decisiones. ¡Tienes mucho en qué pensar! Muchas oportunidades en tu vida. Asistir a esta escuela, la familia que tienes, el estilo de vida que sigues. Quizá podría parecer mundana y rutinaria, pero en realidad es maravillosa. Piensa en ello un poco.

[aquí se empieza a tocar lentamente a algunos pocos alumnos para que se paren].

Muchas opciones.
¿Con quién pasarás tus próximas vacaciones?
¿Con tus amigos?
¿Con tu familia?
¿En dónde? Me pregunto.

Piensa en tu día hasta ahora. Piensa un momento en lo que comiste hoy. ¿Tuviste un rico u nutritivo desayuno? ¿Quién te lo preparó? ¿Diste las gracias? ¿Ayudaste?

¿Qué tuviste/tendrás para el lunch? ¿La cola para comprar te molestó? ¿Qué sentiste mientras comías? ¿Estabas con tus amigos?

¿Y qué hay de la comida de esta tarde? Tendrás lo que tu cuerpo necesita? Me pregunto si comerás demasiado, solo porque es delicioso. Me pregunto de dónde vino tu comida, cuánto tardaron en prepararla.

¿Comes suficientes proteínas, carbohidratos y grasas? ¿Puedes comer alimentos balanceados cuando eliges hacerlo? ¿Qué malos hábitos alimenticios tienes? ¿Cuál es tu comida favorita secreta, que sabes que no es buena para ti?

Como casi todos ustedes saben, existe desigualdad e injusticia en todo el mundo. Esto ha sucedido desde hace mucho tiempo. Una gran cantidad de gente ahora mismo está literalmente muriéndose de hambre, lentamente y con mucho dolor. Millones de personas no pueden satisfacer sus necesidades básica. Cada día es una lucha por la sobre vivencia.

Esas personas no tienen muchas opciones. Nunca irán a la universidad. Nunca podrán enfrentar las decisiones que ustedes

Las opciones son un lujo. Sobrellevar la vida es la realidad que guía sus decisiones. La calidad de su vida ni siquiera es un problema porque están luchando por un mañana. Un día más, esperanzados aún de que la ayuda llegará. Un descanso, una oportunidad. Que algo sea diferente.

Aunque ellos quizá no lo sepan, ellos comparten su dolor con millones de hermanas y hermanos alrededor del mundo, se sienten solos en su sufrimiento. Gente en Guatemala, Nicaragua y El Salvador.  La gente de México y Filipinas, gente ded Haiti, Indonesia, China. Trabajadores migrantes del campo, la ciudad pobre al interior de Estados Unidos, los trabajadores urbanos en Pekin, shangai, kuala Lumpur... De hecho, ellos comparten su pobreza y despidos con gente en cada país de este planeta.

La cosa es, la inequidad y el conflicto no se va para mucha, mucha gente. No tienen una opción, algunas personas se sienten solas.

Duele en lo más profundo de su ser. Les lastima mental y físicamente. Su orgullo es lastimado, tambien su honor. Pueden sentir el dolor en sus piernas cuando se les acalambran porque no tienen suficiente de la comida necesaria, o porque caminan kilómetros diariamente para llegar a sus trabajos que apenas les da lo mínimo para sobrevivir, o porque no pueden pagar las medicinas que necesitan.

Ellos se preguntan si algún día todo esto acabará.

A veces ellos ven gente alrededor de ellos que no tienen dolor. Ven personas que se paran libre y firmemente, que pueden elegir, que se pueden divertir, pero que están completamente ciegos ante lo que sucede a su alrededor.

Sienten enojo hacia la gente que ignora su sufrimiento o ignora el dolor alrededor de ellos. Son ignorantes de lo que pasa alrededor de ellos, esta personas están ciegas pero otras pueden ver. Se siguen preguntando si el dolor algún día parará, si esta vida algún día terminará.

Algunos de ustedes han sido tocados. Han experimentado la presenciar decuna mano que ha eliminado su sufrimiento. Están parados ahora, las piernas se están recuperando, puedes escuchar màs fácilmente, pero todavía inmóviles e incapaces de ver. Puedes pensar en lo que está sucediendo, porque ya no estás con dolor.

Algunos de ustedes fueron tocados dos veces. No solo están sin dolor, pero completamente despiertos con los ojos abiertos.
 Puedes ver, sin duda, a aquellos que están sufriendo. 
Puedes ver su deseo por ser tocados y aliviarse del dolor. 
Te das cuenta lentamente de lo importante que un simple toque puede ser, del poder de un simple toque. 
Con un simple toque puedes aliviar el dolor de alguien que sufre, o de abrirle los ojos a alguien que está ciego. 
Y te das cuenta de la libertad que tienes para moverte y elegir.
Tuviste la libertad de tocar a alguien, así como todos somos libres de tocar a la gente hambrienta, reprimida  y sin opciones que vive en el mundo y traer a la gente de la oscuridad a la luz. Si tan solo todos pudiéramos ver la realidad, entonces podríamos actuar. Podríamos pasar de ser simples personas que transitan por ahí, a ser gente que toma acción y juntos hacer la difrencia.

Ahora abran los ojos y observen alrededor. Busquen a una pareja para la discusión."

Preguntas para la discusión:

1. ¿Cómo se sintió estar agachado?
2. ¿Cómo te sentiste cuando te tocaron?
3. ¿Cómo te hizo sentir este juego?
4. ¿Cuándo dejaste de concentrarte en la historia y solo pudiste concentrarte en tu dolor?
5. ¿Cómo te sentiste cuando tus ojos estaban cerrados y yo hablaba de la ceguera?
6.  ¿Alguno sintió la urgencia de pararse, de abrir los ojos o sentarse?
7. ¿Alguno se paró, se sentó o abrió los ojos? ¿Todos siguieron las reglas y por qué?
8. ¿Cuál podría ser el significado simbólico de romper estas reglas? ¿Las personas hambrientas tienen esta opción?
9. ¿Te sentiste enojado después de este juego? ¿Qué emociones sientes? ¿Cómo te afectó?
10. ¿Qué rol juega la persona que toca? ¿Quién en realidad toca a la gente hambrienta del mundo?
11. ¿Qué crees que simboliza cada grupo del juego (parados con ojos cerrados, parados con ojos abiertos, agachados con los ojos cerrados, parados tocando personas)?
12.¿ Es posible eliminar la disparidad y el sufirmiento? ¿Cómo?

Al final cada estudiante debe escribir una tarjeta para salir con su reflexión: 

el juego me hizo sentir... Porque... Y pienso/me pregunto... 


Esta es la lección que pusimos en práctica. Fue impresionante, emocionante y conmovedor ver cómo varios niños comenzaron a reflexionar acerca de la cantidad innecesaria de cosas que tienen y cómo hay gente que no tiene ni lo básico para vivir. Otros hablaron del sufrimiento que les ocasionaba la impotencia para tocar a alguien más y en el mundo real de no poder parar el sufrimiento del hambre. De verdad se preguntaron qué podrían hacer, cómo podrían ser yo (la que tocaba a la gente en el salón) pero en el mundo real. Otros se dieron cuenta de que este era un llamado para abrir los ojos ante las cosas injustas del mundo y hacer algo.

Hubiera querido grabarlo, porque ya no puedo recordar toda la cantidad de reflexiones que hicieron. Lo que me queda por seguro es que de un grupo de niños de 18 personas, al menos 10 (que son muchas) entendieron el mensaje y empiezan a abrir los ojos a sus 12 años. Ahora depende de nosotros los docentes, seguir con responsabilidad esta formación de conciencia y, por supuesto, predicar con el ejemplo.

Les pido a aquellos maestros que lean esto, que lo intenten con sus alumnos. 

sábado, 22 de junio de 2013

Educación, poder y hegemonía


Esta semana fue de gran estrés, terror, inseguridad y sus consecuentes daños gástricos (todos riman con itis) por ser estudiante de doctorado dentro de una universidad mexicana. Empiezo este Post con esa información personal porque justo el tema de éste tiene que ver con la educación y el poder, lo cual provoca este tipo de estragos psicológicos y hasta físicos (por decir algo de manera superficial) en los estudiantes, no sólo de posgrado, sino de licenciatura, preparatoria, secundaria y hasta primaria (no dudaría que en el caso de kindergarten exista esta clase de estrés en cierta medida).

¿En qué momento estudiar se vuelve uns actividad indeseada, aburrida y hasta aterradora? Estudiar, es decir, ese fascinante proceso que paulatinamente nos lleva a adquirir más conocimiento del mundo, y de ampliar nuestros horizontes, nada tiene de aterrador en sí mismo (bueno, a veces comprender las cosas del mundo puede ser  angustiante, pero ese no será el tema de este texto por ahora). Entonces, ¿por qué los niños generalmente reniegan de ir a la escuela y mueren de regocijo cuando las vacaciones empiezan? ¿Por qué el estudiante de posgrado está condenado a años de estrés, sufrimiento y días enteros en los que su corazón se acelera, el estómago duele y no encuentra paz hasta que el coloquio de avances e investigación pasa?

Aunque estas circunstancias sean el pan nuestro de cada día para estudiantes y allegados a ellos, no son algo normal ni mucho menos correcto. Justo ayer uno de mis tutores, profesor del Colegio de México (institución que, por cierto, merecería  mención en algún párrafo de este escrito), me sugería tomar una clase para reforzar mis conocimientos sobre el periodo colonial. Me dijo que en el COLMEX cierto investigador solía abrir una clase muy buena, que investigaría cuándo tendría lugar el próximo semestre para que yo pudiera intentar tomarla (porque primero habría que ver si dicho investigador me aceptaría),  -eso sí, él suele aterrorizar a los estudiantes. Es muy especial, pero los que soportan el curso, se llevan mucha cosas buenas de él. Es muy bueno- ,me  aclaró el tutor. Dicho sea de paso, mi tutor mismo me aterra en sobremanera, y era justo él quien me hablaba de alguien más aterrorizador (¡vaya monstruos chupa sangre!). Claro, son muy "buenos".
¿Cómo puede ser bueno un profesor que aterra a los estudiantes? ¿Cómo puede ser buena y correcta la enseñanza a través del terror? Por supuesto que no lo es, y esas dinámicas, que no son más que relaciones de poder cargadas de muchísima ideología, sólo están alimentando y reproduciendo la lógica capitalista en cuanto a lucha de clases, en particular, la relación hegemónico-subalterno. En una relación de estudiante-tutor o profesor en un posgrado, el primero siempre está en una posición subalterna, en la que sin importar nada, debe estar sujeto a lo que el otro le demande y disponga. ¡Ni qué decir de ese rito de paso que es el examen profesional! Ahí, la posición y función del sínodo es incluso gráficamente acomodada de acuerdo a esas relaciones de poder. 
En el caso de la educación básica, es lo mismo: el "maestro" llega en una actidud de poder con el "alumno", quien vive aterrado de reprobar, de no hacer la tarea, etc. La escuela es, desde los años iniciales, un instrumento del sistema ideológico dominante, un modo para continuar reproduciendo las dinámicas y estructuras que le dan vida. Es una herramienta de la cual se vale el Estado para imponer los valores y modos que le permitirán continuar su control sobre la población. En este sentido, hay materias que lo hacen de modo más directo dentro de la educación primaria y media: civismo e historia quizá sean las más representativas. Sin embargo, en su conjunto y por la forma en la que se imparten, todas las clases en una escuela son esa herramienta para "educar" en las dinámicas de poder.

La solución es muy sencilla de ver, pero difícil de poner en práctica. La educación del largo siglo XX (que, siguiendo el modelo de Braudel, no empieza en 1900 ni termina en 2000), está caracterizada por la memorización de diferentes datos  (fechas, poemas, fórmulas, artículos...) que tarde o temprano se olvidan. Es la escuela de "una sola respuesta correcta", de seguir lo que el profesor dice como palabra sagrada y del camino tedioso pero simple. Y claro, es más fácil, memorizar y, mis colegas docentes no me dejarán mentir, es muchísimo más sencillo evaluar numéricamente (otro conflicto de la educación en el que en esta entrada no me meteré) un examen de preguntas con una sola posibilidad de respuesta (más si es de opción múltiple), que un examen o ejercicio de reflexión en el que la labor de pensar no sólo está en el estudiante, sino también en el docente a la hora de evaluar. De esta forma, la solución sería romper con esos modelos de enseñanza y aprendizaje, de tal forma que los estudiantes aprendan a analizar.

¿Existe algún sistema educativo que rompa con esos viejos paradigmas? Por supuesto que lo hay, y para mi fortuna, aunque con dolor, he conocido uno: el IB (bachillerato internacional), cuyo modelo justo se enfoca en este pensamiento crítico, análisis, conexión con el mundo real y hasta rompe con esas relaciones de poder, pues incluso el estudiante debe auto evaluarse, dejando claro que el profesor no tiene la última palabra. ¡Qué bonito! Entonces, ¿por qué me provoca dolor conocerlo y ponerlo en práctica? Bastará con que escriban en Google "colegios IB en México" (aplica para cualquier parte de Latinoamérica) y encontraran la respuesta. ¿Qué tipo de escuelas son las que cuentan con este programa? ¡Exacto! Las que pertenecen a la clase hegemónica y a las que, por lo tanto, sólo puede acudir un muuuuuuuuy pequeño porcentaje de la población. Y no es casual, de verdad que no lo es. Y hay excelentes docentes que educan en esta clase de sistema (y no lo digo por mí, que aún estoy en pañales en cuanto a labor docente), tan buenos que si ellos fueran los que se encargaran de la educación en las escuelas públicas, el cambio  en la población sería notorio e inmediato. Por supuesto que el sistema ya hubiera colapsado porque los estudiantes estarían pensando críticamente todo el tiempo y los ciudadanos no se dejarían de muchas cosas que el estado les hace. NADA ES CASUAL.

¿Qué es lo que pasa en la otra aparte, en las escuelas de los subalternos, con la enseñanza y los docentes? Eso y algunas ideas de combate a través de la enseñanza de la historia, será tema del siguiente Post. 

lunes, 17 de junio de 2013

No hay alumnos, más que los que se creen maestros

Hoy, gracias a un sorpresivo curso de Historia Crítica que comencé a tomar en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, aprendí que, como en Bolivia, JAMÁS debo llamarle "alumno" a un estudiante. La aversión a la escuela por parte de los niños en el sistema educativo tradicional es justo la verticalidad y las relaciones de poder entre quien enseña y quien aprende. Todo sería mejor en una relación horizontal en la que estudiantes y "promotores de la educación", construyen el conocimiento juntos. 
Dicho sea de paso, noto grande soberbia en llamar  "mis alumnos" a los que estudian bajo tu instrucción, pues es como decir "aquellos que no tienen mi luz". Claro, muchas veces no somos conscientes de las implicaciones del lenguaje, ni de la ideología implícita en las prácticas tradicionales. Podría decir somos más "alumnos" (con su significado etimológico)  los maestros que no nos damos cuenta de esas cosas, que los mismos estudiantes. No obstante, basta (aquí sí) la luz de las corrientes críticas para empezar a cambiar los viejos paradigmas.
Algunas de mis grandes preguntas, dada mi condición de "maestra" dentro de una escuela propia del sector hegemónico, son las siguientes:  ¿puede existir una especie de pedagogía para los opresores (o los hijos de) -haciendo alusión a la pedagogía del oprimido de Freire-, que funcione para la conciencia en favor de su contraparte y la disolución de esas relaciones de poder? ¿Qué tanto puede un modelo crítico de la educación trabajar en favor de la subalternidad,  desde la instrucción a los miembros de las clases hegemónicas? ¿Qué características tendría que tener dicho modelo para funcionar? Quizá son preguntas tontas, si consideramos que el cambio debe ser desde los promotores de la educación -para hacer uso del término zapatista que conocí hoy- y el sistema hegemónico dominante en definitiva no propiciará esos cambios en el sistema. No obstante, ¿podría hacerse una guerra con las armas de la educación infiltrándonos en esos núcleos, como sin querer lo estoy ahora? 

domingo, 16 de junio de 2013

Décima del tapir


Llámenme tapir o danta,
o si quieren anteburro,
de mi nombre no me aburro
y mi condición me encanta.
Tengo trompa y no me espanta
que me digan elefante,
soy quizá más elegante
o, de menos, particular,
puedo ser presa de un jaguar
y en la selva sigo avante.

La llave (soneto)



Callo el secreto de amor que te tengo
porque una angustia y dolor vaticino,
hay penumbra por el rumbo en que vengo
no es mi culpa elegir este camino.

Lo cierto es que al desprecio no me atengo,
aunque en saber desaires nunca atino,
respeto a tu pureza es que convengo
y evitar estropear a tu destino.

Está el amor que tengo en caja fuerte,
con candado de silencio y discreción,
la llave es voz oculta hasta la muerte,

guardada en mi conciencia y mi razón,
 visible y a la espera de otra suerte
milagrosa que despierte tu pasión