sábado, 11 de octubre de 2008

El conflicto del Sahara Occidental


En el norte de África, al sur de Argelia, en medio de aquella arena sin igual que guarda el desierto del Sahara, están instalados alrededor de 220 000 personas que viven cada día venciendo las adversidades de un desierto que no es suyo, al menos no en esa parte. Treinta y dos años hace que salieron exiliados del oeste, empujados por una fuerza colonialista con rostros escondidos y ansiosos de poder. Hace más de tres décadas, gran parte de la población original del Sahara Occidental (antes Sahara Español y hoy República Árabe Democrática Saharaui), última colonia española, emprendió el éxodo necesario para no sucumbir ante el poder represor e invasor de un país que debiera ser “hermano”: Marruecos, instigado por la gran nación francesa y comandado por un hombre, Hassan II, antiguo rey de ese país.

El pueblo Saharaui, cuyo territorio original se halla al sur de Marruecos, colindando al este y al sur con Mauritania y regado por el océano Atlántico en el oeste, fue colonizado por España en la penúltima década del siglo XIX, aunque este país no reconoció su dominio colonial sino hasta casi el fin de éste, pues lo escondía bajo el término de “provincias ultramarinas”. España no reconoció la situación colonial del Sahara Occidental ante la ONU hasta 1960, después de haberse vuelto miembro de esta organización (Mulay Alí, 2008: 1).

La época colonial española en cuanto a este territorio, seguro fue matizada por las cualidades generales de sus habitantes, no sólo por el hecho de ser musulmanes, sino también por estar impregnados todavía de una tradición nómada que se suma a su condición religiosa. Aún con las reminiscencias del nomadismo en las características generales de la cultura saharaui, la concepción del espacio propio llevó a esta nación a defenderse de la invasión y esta idea de espacio sostiene también su derecho al territorio, factor muy importante en el entendimiento de la identidad étnica o identidad nacional.

La independencia con respecto a los ibéricos se logró en la década de los setenta del siglo XX, de manera exacta, en 1976. Pero, a pesar de haberse independizado del país español, hasta ahora no ha logrado su autonomía y libre determinación, pues los intereses económicos de otras naciones pusieron sus ojos en aquella tierra. Mauritania y el dicho país vecino del norte, invadieron este territorio saharaui del poniente africano por arreglos con el país español a través de los Acuerdos de Madrid que se celebraron en 1975. No obstante, Mauritania desertó de ello con prontitud, dejando a Marruecos la responsabilidad total de la invasión y las atrocidades de las violaciones a los derechos humanos en los últimos años, comportamiento que sin duda favorece a la Nación francesa por sus intereses económicos en el territorio del Sahara Occidental rico en fosfato, petróleo y con gran cantidad de especies marinas para la pesca.

Desde entonces los saharauis han vivido en lucha para que se respete su derecho de autodeterminación, derecho reconocido por las Naciones Unidas y sustentado en la historia de este pueblo desde tiempos remotos pues, como todos los pueblos del mundo, es obvio el saharaui tiene un origen étnico que se gesta en el pasado por medio de procesos y movimientos que se entrelazan.

La resistencia, a pesar de las diferencias radicales en número de combatientes que siempre ha superado el ejército marroquí, fue llevada a cabo con estratégica habilidad. Así, los hombres saharauis prácticamente sin excepción, junto con algunas mujeres, fueron al campo de batalla y aplicaron guerra de guerrillas en el desierto, dando tal trabajo a los contrincantes marroquíes que consiguieron recuperar una pequeña parte del territorio en manos invasoras y éstas erigieron un gran muro para evitar los duros ataques de los combatientes saharauis. En la extensión del territorio liberado había gran cantidad de minas que poco a poco se fueron recogiendo y, en la ciudad de Tifariti, la ONU instaló un cuartel de “cascos azules” para vigilar la paz, aunque el cumplimiento de su deber deje mucho que desear cuando están presentes en actividades oficiales que el Frente POLISARIO (Frente Popular para la liberación del Saguia el Hamra y Río de Oro) realiza en pro de la paz.

Naciones Unidas no reconoce a la República Árabe Saharaui Democrática como un país, a pesar de que desde 1974 reconoció la existencia de un conflicto en el Sahara Occidental. El Consejo de Seguridad de la ONU desde 1975 ha emitido resoluciones para el conflicto. Ese año, en la sesión 1853, celebrada en privado, el Consejo autorizó que su presidente hiciera un llamamiento al rey Hassan II para ponerle fin a la marcha declarada al Sahara Occidental (Ruiz Miguel, Carlos). No obstante, tal exhortación no fue tomada en cuenta por Marruecos, acción que el Consejo de Seguridad reprobó por completo sin lograr algo con su desapruebo. En la Resolución 621 de 20 de septiembre de 1988 se determinó que se enviara un representante oficial para el Sahara Occidental y se esforzaba por la celebración de un referéndum de libre determinación del Sahara Occidental. No obstante, los avances en esa materia han sido nulos hasta la fecha (íbidem).

En 2003, algunos años después de que la ONU nombrara enviado especial para el conflicto del Sahara Occidental a James Baker, se creó un plan conocido como Plan Baker II en el que se proponía que los saharauis gozaran de autonomía dentro de Marruecos por un periodo de cuatro años, después de los cuales se haría un referéndum de autodeterminación para que el mismo pueblo decidiera su destino, fuera unirse a Marruecos o seguir con independencia y autonomía. La Nación Saharaui lo aceptó, sin embargo, Marruecos se rehusó a respetar el plan. Ese es el principal motivo de la lucha actual que por el momento se hace sin más armas que las de la educación, la organización y las relaciones diplomáticas que se llevan a cabo por diferentes encargados de negocios (conocidos como embajadores, aunque oficialmente no sean tales) alrededor del mundo, gracias a las cuales han surgido muchos de los apoyos no gubernamentales provenientes de organizaciones (ONG’s) de entre varios países del mundo.

Al parecer, el conflicto del Sáhara Occidental cada día se vuelve más un asunto secundario en la agenda de Naciones Unidas. Por supuesto que la situación crítica de Medio Oriente ocupa los puestos prioritarios tanto para la misma ONU, como para los medios de comunicación que se encargan de informar al mundo, al igual que para los receptores de las noticias. Las atrocidades cometidas por el ejército marroquí dentro de los territorios ocupados, los mutilados de guerra, las dificultades para erigir un poblado funcional en medio de la nada arenosa y, en resumen, la injusta situación de la República Árabe Saharaui Democrática, nunca ha merecido, al menos en México, ni una pequeña cápsula en los principales medios informativos de televisión. En Francia, tocar el tema del conflicto del Sáhara es un tabú, según lo cuentan algunos ciudadanos franceses, sobre todo en cuanto a medios de comunicación se refiere.

Aún con la omisión y las dificultades, los saharauis son un pueblo que se mantiene en pie y que busca día a día estrategias para subsistir de forma decorosa y exitosa. En la vida diaria, dentro de cada actividad, mantienen, reviven o reinterpretan sus propios rasgos definitorios, características particulares de su grupo étnico que los legitiman como miembros de esa nación por la que pelean, los diferencia de las naciones colonialistas de los que han sido víctima, pero que a la vez los une con otros pueblos del Sáhara. Su historia y su presente turbulento son pruebas fehacientes de que la voz de la Organización de las Naciones Unidas no siempre suena en los oídos de sus miembros, Marruecos es sordo a la justicia y los actos de la ONU son inútiles. De nada sirve mantener a los cascos azules “vigilando” la paz en el actual territorio liberado si ellos mismos no son sus promotores en comportamiento. Sirve poco que exista el reconocimiento del conflicto de una región del mundo si no se reconoce a la nación como tal. La ONU todavía tiene mucho trabajo por hacer para lograr una verdadera vigilancia de la paz en el mundo.

REFERENCIAS

Mulay Alí, Ahmed

2008 33 Años de Guerra”, La Mirada, edición especial, núm 16: 1-4, México.

Ruiz Miguel, Carlos

Una documentación esencial para conocer el Sahara Occidental, disponible en http://www.saharalibre.es/iframe.php?file=http://www.umdraiga.com/documentos/indicedocumentosesp.htm